domingo, 31 de agosto de 2014

El camino de la felicidad (cara B)

El libro que hoy nos corresponde reseñar se llama El camino de la felicidad del autor Jorge Bucay. "¿Qué, otra vez el tal Bucay?" se preguntarán... Bueno, nos toca hablar de nuevo de este autor porque nos gustó tanto Amarse con los ojos abiertos que decidimos continuar con este libro. Ah, pero también porque, digamos que el destino me puso este libro en la misma habitación donde dormía. Ahora explico el contexto.

 Hasta el día de hoy estuve viviendo por tres meses en un departamento rentado a una amiga. Ella y su familia salieron del país, así que me propusieron alquilar su vivienda mientras estaban fuera y, yo con gusto acepté. Ha sido la primera vez que he vivido solo, sin compartir la casa con nadie más y fue una experiencia positiva. Bueno, en la casa de mi amiga había un montón de libros y entre ellos... sí, éste. El primer día que llegué al departamento y estuve revisando los estantes, lo vi y lo hojeé pero no lo leí. Supongo que me llamó la atención el título. La felicidad es algo que ha interesado a la mayoría de la humanidad. Ya lo griegos la llamaban eudaimonia y Aristóteles hablaba al respecto. Yo mismo, en otro blog que tengo desde hace más de 10 años, he hablado acerca de la felicidad en varias ocasiones y parece que hay varias cosas que se mueven en cada ser humando al hablar de ella.

 Bueno, una vez que terminé Amarse con...pensé que era una buena oportunidad para seguir con esta lectura y María incluso me explicó que forma parte de una saga de libros que se llama Hojas de Ruta y comienza con El camino de la autodependencia. En este volumen, la forma de abordar el tema es bastante adecuada, casi mayéutica diría yo. Bucay va descartando aquello que la felicidad no es e incluso, todo con lo que se confunde. Hay gente que inclusive aprecia y descubre la felicidad cuando está en la infelicidad, en el dolor o el sufrimiento. A veces.

Me gusta que el título no sea El camino hacia la felicidad o El camino para la felicidad porque entonces la felicidad sería vista como un fin, la meta a la cual llegar. Pero no es esto, es un camino y un camino que no termina. Este tema me permite hacer muchas conexiones con otros autores, por ejemplo con Carlos Castaneda y su sendero o camino con corazón. Quizá sea porque este año he estado bastante interesado en autores como Osho, Alejandro Jodorowsky, Ramesh S. Balsekar, Jill Bolte Taylor o el mismo J. Krishnamurti. Todos o casi todos responden a la pregunta ¿qué es la felicidad?, ¿para qué vivo? Podría bien delegar y escoger alguna de las respuestas que han dado las personas anteriormente mencionadas para asumir una postura personal ante la misma pregunta pero eso sería, hasta cierto punto, pereza existencial o una manera de no responder personalmente a la pregunta. Y es necesario hacerlo.

¿Para qué vivo? Hacer una lista de las cosas que me hacen feliz sería una manera de responder parcialmente a la cuestión qué es la felicidad para mí, no obstante creo que caería también en una trampa porque vería a la felicidad como una acumulación de experiencias, objetos, emociones, circunstancias y demás que me "dan" la felicidad; sería resumirlo de la siguiente manera: entre más cosas acumulo, más feliz soy; entre más tengo, más felicidad alcanzo. Pero no es del todo cierta esta situación. La felicidad se vive también en la sencillez, en la aceptación de la realidad. Si en algún momento esa acumulación de experiencias se interrumpe o incluso se pierde (objetos, situaciones que "provocan" la felicidad), entonces se puede caer en la frustración y nos damos cuenta de que esa felicidad era pura pantalla. Porque, ¿se puede echar la felicidad en un saco de experiencias?

¿Para qué vivo? Me gusta la etimología de las palabras "disfrutar" y "conformarse". Hay que leer el libro para entender un poco más sus significados. De manera general, disfrutar es saborear los frutos de los cosechado y conformarse es moldearse a una situación, adaptarse. Si yo sé que la vida no es una mera creación de mi mente, sino que formo parte de todo un sistema donde ocurren cosas que se escapan de mi poder, entonces mi ser se conforma a esa realidad y de ese modo puedo cosechar y sembrar frutos, o incluso, sembrar para que otros se deleiten con los frutos dados. Y eso también me da felicidad. Vivo para disfrutar lo que pasa, saborear los frutos que mis células cosechan día a día, en cada parte de mi cuerpo, de mi mente. Vivo para sorprenderme, para no dejarme acechar por las rutinas innecesarias o momificantes. Para sacar provecho de cada posibilidad de un contacto humano auténtico en el día a día. Para aprender del otro. Para sentir con el otro y reaccionar en cadena, como los humanos sabemos. Vivo para sentir al creador que hay en mí, para contagiarme del creador que hay en ti. Y así, posiblemente, con otras palabras contar esto que la felicidad levanta.

 Hace unas semanas fue mi cumpleaños y precisamente bailamos la canción "Happy". Y salió esto:



 En definitiva, vivo porque sé que un ligero cambio de mi perspectiva (con alegría y sinceridad) puede convertir un juicio en un acto de compasión y de esa acción surge, paralelamente, la felicidad no como un fin, sino como un camino.

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