sábado, 30 de agosto de 2014

Amarse con los ojos abiertos (cara B)

Cuando María me contó que estaba leyendo un libro que no la dejaba dormir, sin chistar me llamó la atención. Aún no sabía de qué se trataba, si era una novela o autobiografía, si era viejo o nuevo. Poco importaba. La verdad es que cuando ciertas personas te dicen que hay libros que los tienen enganchados y no pueden soltarlos, la curiosidad lectora se activa al instante. Así me han recomendado varios libros, así me he enamorado de otros tantos. Cuando empecé a leer Amarse con los ojos abiertos entendí el porqué de esa vorágine lectora.

 En resumen, el libro habla de dos psicólogos que mantienen una correspondencia electrónica para publicar un libro que habla de las relaciones de pareja; sin embargo, un tercer actor aparece en la historia quien por accidente recibe uno de estos e-mails y se ve muy identificado en los mensajes que intercambian los terapeutas. Con esta sencilla trama, Silvia Salinas y Jorge Bucay aprovechan para poner de manifiesto las tensiones más comunes de las relaciones amorosas en conflicto.

Hay una parte, que es una de mis favoritas del texto, donde los autores comparan las relaciones con el tango:
El tango es una danza de pareja abrazada con un abrazo que es contención, no estrujamiento. Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo. Así unidos, los dos integrantes se desplazan por el espacio; pero no es un espacio cualquiera. Al contrario, es un espacio creado por los dos. Tal como dicen los Dinze: “El tango niega las matemáticas porque uno más uno no son dos sino uno, que es la pareja, o son tres, porque son ella, él y un tercer volumen.” Uno o tres, ¡pero nunca dos!
Es un verdadero diálogo corporal y amoroso, donde los dos manejan la autodeterminación y donde también hay momentos de silencio, un silencio necesariamente forma parte del diálogo, que lo enriquece si quieren, pero nunca lo anula. Este diálogo, los dos pueden proponer, porque aunque uno tome la iniciativa del primer movimiento, de acuerdo a como sea la respuesta, ya sea por velocidad, amplitud o dirección, es el siguiente movimiento. Por eso, hay que aprender a vivir del error como posibilidad de enriquecimiento. Si esto no hubiese sido así, el tango no existiría.
No deben enojarse ante un fallo, busquen el contacto con el otro e intenten crear juntos. Finalmente, el tango también es una forma de autoconocimiento, porque así como en nuestra vida de relación, ya sea como amigo, amante, padre, conozco mi calidad de tal a partir del otro, en el tango puedo ser un protector o un protegido, un dominado o un dominador, puedo ser infinitamente tierno, violento o tal vez la mezcla de todo eso, y mi pareja está allí para mostrármelo. Esto que planteo no es fácil, pero sólo cuando lo entiendan podrán bailar y, además, de una manera distinta cada día: a veces con violencia, otras con ternura, otras en verdadero éxtasis, pero seguro no interrumpirán la danza.
¿Por qué el título Amarse con los ojos abiertos? Porque el amor normalmente nubla y ciega al enamorado, envolviéndolo en una bruma de ilusión y, muchas veces, con la sobreidealización del otro, lo que inevitablemente trae frustración cuando tal efecto desaparece. Cruzar el umbral entre el enamoramiento y el verdadero amor es un tema también hablado en el transcurso de sus páginas.

En definitiva, este libro invita a ver y verse reflejado en el otro a partir de la realidad, de lo que existe y es. Como una invitación al baile, sabiendo que podemos bailar no muy bien pero descubriendo que podemos mejorar los pasos, con los ojos abiertos.

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