domingo, 26 de octubre de 2014

Las mil y una noches (cara B)

Hace casi dos meses que inicié la lectura de Las mil y una noches. Para saber por qué decidimos leer este libro, entonces dirígete a nuestras dos anteriores entradas.

La decisión tanto de María como mía fue la de leer una versión integral de la historia. Recuerdo haber leído algunas partes del libro cuando era niño: Simbad, el marino; Aladino y la lámpara maravillosa y, Alí Babá y los 40 ladrones. Por eso, mi intención ya como lector avanzado era leer el original, la versión con los cuentos completos.

María, desde su trinchera, leyó el libro que consiguió en una edición distinta a la mía, donde el relato se separaba por noches; mientras que en mi versión (de dos tomos y que creí tendría todas las historias), el libro se divide en cuentos. Después de unos días, le preguntaba a María qué le habían parecido tal o cual narración o viceversa, pero para nuestra sorpresa nos dimos cuenta de que nuestras ediciones no coincidían. Al buscar en Internet un sitio que me pudiera decir cuántos relatos exactamente tiene la versión original, di con el siguiente sitio y de ahí mi decepción: http://es.wikisource.org/wiki/Las_mil_y_una_noches (¡son un chingo de cuentos y varía entre las ediciones).

Bueno, después de esta accidentada introducción contaré mi opinión. La mil y una noches es un libro que te transporta a otra dimensión inmediatamente después de empezarlo a leer. Recordemos que el sultán Schariar degollaba una virgen cada noche después de desposarla, como venganza a la infidelidad que había recibido por su esposa, la reina, quien también murió. Sherezade es la hija del visir del sultán y ella quiere casarse con él para revertir esa actitud vengativa, que después de tres años lograría. Y de qué manera.

Sherezade, desde mi parecer, es una gran terapeuta, quien se acerca con miedo al sultán (porque su vida está en juego cada noche) pero al irle contando cada historia, el sultán va observando el reflejo de sí mismo en cada una de ellas y su actitud de odio se transforma en amor. Aunque quizá eso suena cliché, porque la realidad es que el opuesto del amor no es el odio, sino la falta de amor. Y de eso carecía el sultán, quien sumergido en su sed de venganza tenía una actitud visceral. Sherezade con sus cuentos logra apaciguarlo, ya que cada relato en verdad transmite la profundidad de ser humano para observar las cosas desde diversas perspectivas (puestas en cada cuento) donde se aborda el amor, la fidelidad, la persistencia, la humildad, la belleza, el goce del sexo, la aceptación de los límites puestos por dios (Alá), entre muchos otros temas.

Durante mi lectura, apareció en mi ciudad la posibilidad de asistir a la puesta en escena de la obra Sherezade, interpretado por un ballet. Fue una muy buena experencia que me ayudó a enriquecer mi visión acerca del libro: ver cómo la ficción se mezcla con la realidad e incluso la genera y la transforma por medio de la imaginación de una joven decidida a vivir.

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